
Cuando sufrimos una lesión en la piel o en los tejidos internos, es fundamental conocer la clasificación de la herida para determinar su gravedad y aplicar el tratamiento adecuado. No todas las heridas son iguales: algunas cicatrizan rápidamente sin mayores complicaciones, mientras que otras pueden requerir atención médica especializada para evitar infecciones o secuelas permanentes.
Entender los distintos tipos de heridas es clave tanto para quienes trabajan en el sector sanitario como para cualquier persona que desee saber cómo actuar en caso de emergencia. En este artículo, exploramos los diferentes criterios utilizados para clasificar las heridas según su origen, profundidad, objeto causante, grado de infección y evolución en el proceso de cicatrización.
¿Qué es una herida?
Una herida es cualquier tipo de lesión que afecta la integridad de la piel, los músculos o los órganos internos. Puede producirse por causas diversas, como cortes, golpes, quemaduras o enfermedades. En función de su origen y evolución, una herida puede requerir distintos cuidados para evitar complicaciones como infecciones, pérdida de tejido o daños en estructuras profundas del cuerpo.
Desde un pequeño rasguño hasta una lesión grave que comprometa órganos vitales, todas las heridas deben evaluarse adecuadamente para determinar el mejor tratamiento. Por eso, la clasificación de herida es tan importante en el ámbito de la salud, ya que ayuda a definir los pasos a seguir para la recuperación del paciente.
Clasificación de heridas agudas
Las heridas agudas son aquellas que cicatrizan en un tiempo relativamente corto y siguen un proceso de curación predecible. Estas heridas suelen responder bien al tratamiento y no presentan complicaciones si se atienden de forma correcta. Dentro de esta categoría encontramos:
- Heridas incisas: causadas por objetos afilados, como cuchillos o bisturís. Suelen tener bordes definidos y limpios, lo que facilita su cierre con suturas.
- Heridas contusas: resultado de golpes o impactos que pueden romper los tejidos sin necesariamente perforar la piel. Suelen producir hematomas debido al daño en los vasos sanguíneos.
- Heridas punzantes: provocadas por objetos puntiagudos, como clavos o agujas. Aunque pueden parecer pequeñas en la superficie, su profundidad puede hacer que alcancen órganos internos, aumentando el riesgo de infección.
- Heridas laceradas: presentan bordes irregulares y desgarrados, como ocurre en accidentes con maquinaria o mordeduras. Estas heridas suelen requerir limpieza profunda y, en muchos casos, puntos de sutura.
- Heridas por avulsión: se producen cuando un fragmento de piel o tejido es arrancado completamente del cuerpo, dejando expuesta la zona afectada. Su tratamiento es más complejo y puede incluir injertos de piel.
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Clasificación de heridas según el objeto causante
Dependiendo del elemento que haya generado la lesión, las heridas pueden clasificarse en distintos tipos:
- Heridas por arma blanca: causadas por cuchillos, navajas u otros objetos afilados. Pueden ser profundas y comprometer músculos, vasos sanguíneos o incluso órganos internos.
- Heridas por arma de fuego: provocadas por proyectiles, que pueden atravesar el cuerpo o quedarse alojados en su interior. Estas heridas requieren atención médica urgente.
- Heridas por quemaduras: resultado del contacto con fuego, productos químicos, electricidad o radiación. Se dividen en grados según la profundidad del daño en la piel.
- Heridas por mordeduras: causadas por animales o humanos. Tienen un alto riesgo de infección debido a las bacterias presentes en la saliva. En algunos casos, pueden transmitir enfermedades como la rabia.
- Heridas por aplastamiento: ocurren cuando una fuerza externa comprime los tejidos, pudiendo causar necrosis, fracturas o daño en los órganos internos.
- Heridas por fricción: se producen cuando la piel roza contra una superficie áspera, como en caídas sobre asfalto. Aunque pueden parecer leves, pueden generar daño en las capas más profundas de la piel.
Herida según su profundidad
La profundidad de la lesión es un factor clave para determinar su tratamiento y pronóstico. Según este criterio, las heridas se clasifican en:
- Heridas superficiales: afectan solo la capa externa de la piel (epidermis). Son de rápida cicatrización y presentan bajo riesgo de complicaciones.
- Heridas dérmicas: alcanzan la dermis, la capa intermedia de la piel, lo que puede causar dolor y sangrado moderado. Su curación puede tardar más tiempo.
- Heridas profundas: llegan hasta los tejidos subyacentes, como músculos, tendones o incluso huesos. Estas heridas requieren tratamiento especializado, ya que tienen mayor riesgo de infección y pueden dejar cicatrices visibles.
- Heridas penetrantes: cuando la lesión atraviesa todas las capas de la piel e incluso afecta órganos internos. Suelen requerir intervención quirúrgica y tratamiento hospitalario.
Heridas según la cicatriz
El proceso de cicatrización varía según la capacidad de regeneración del tejido y el tipo de herida. En este sentido, encontramos:
- Heridas de cicatrización primaria: cuando los bordes de la herida están alineados y se cierran sin complicaciones. Esto sucede, por ejemplo, en cortes quirúrgicos cerrados con suturas.
- Heridas de cicatrización secundaria: cuando la herida no puede cerrarse de inmediato y se llena de tejido de granulación antes de cicatrizar. Esto ocurre en heridas grandes o infectadas.
- Heridas de cicatrización terciaria: requieren intervención médica, como suturas diferidas o injertos de piel, para facilitar la reparación del tejido.
Heridas según la infección
La presencia de bacterias en una herida influye en su evolución y en el tratamiento que se debe seguir. Según su estado de infección, las heridas se dividen en:
- Heridas limpias: sin presencia de bacterias ni signos de infección. Son las más fáciles de curar y cicatrizar sin complicaciones.
- Heridas contaminadas: han estado expuestas a microorganismos, pero aún no presentan signos evidentes de infección. Es fundamental limpiarlas correctamente para evitar complicaciones.
- Heridas infectadas: muestran síntomas de infección, como enrojecimiento, inflamación, secreción de pus, dolor intenso o fiebre. Requieren tratamiento con antibióticos y en algunos casos drenaje quirúrgico.
Conocer la clasificación de herida permite entender mejor su gravedad y el tratamiento necesario para su correcta recuperación. Desde heridas superficiales hasta lesiones profundas e infectadas, cada tipo de herida requiere un cuidado específico para evitar complicaciones.
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